Las mujeres en el planeta vino

Las mujeres, marcan nuevas tendencias de consumo.
Las mujeres, marcan nuevas tendencias de consumo.

Las mujeres tienen un peso propio cada vez mayor en el universo de los consumidores de vino. Si bien el sector estuvo tradicionalmente ligado a un mayor consumo de los hombres, hoy la brecha se achica de manera considerable.

Con este nuevo escenario, se rompen los paradigmas y aparecen nuevas oportunidades de consumo. En consecuencia, prestar atención al universo femenino es el lugar en donde la industria debería poner un nuevo foco para captar fans de sus productos.

MAS VARIEDAD

A su vez, a pesar de ser una categoría que tenía una fuerte impronta masculina, hoy las mujeres ya tienen un rol muy relevante. Las mujeres llegan a romper con el tintocentrismo masculino, diversificando sus preferencias al sumar el blanco, los rosados, los tardíos, e incorporan nuevas formas y ocasiones en las que disfrutan del vino, ya sea solas, en una cena romántica o en una juntada con amigas.

Los resultados del estudio indican que las mujeres se conectan con el vino desde espacios propios, como un mimo o regalo para sí mismas o un premio a su esfuerzo y presentan nuevas escenas de consumo.

Entre las mujeres consumidoras habituales de vino, el vínculo es diferente, no pasa tanto por el saber sino por el sentir: «me doy un mimo cuando llego del trabajo, tomo una copa de vino para relajarme y conectarme conmigo misma o con mi pareja, me permito un premio después de un día agotador o cuando me fue bien con algo», sostienen algunas de las encuestadas.

En este nuevo universo femenino que surge como una oportunidad para que la industria vitivinícola gane mercado, se perciben cuatro tipos o escenas en la conexión vino y mujeres que no son excluyentes: una más individual y hedonista, otra gregaria, vinculada al «empoderamiento» y por último, la «hermandad femenina».

TRADICIONAL O VANGUARDIA

Por último, se distinguen dos grupos de consumidoras. Por un lado, las denominadas «puristas» que se caracterizan por tener un consumo más tradicional del vino, aprendiendo y siguiendo las formas de consumo más habitual. Tienen accesorios específicos (como decanters, cavas y aireadores), suelen tomarlo tinto y en copa, realizando distintos tipos de maridajes. Son las que se apegan a un consumo más tradicional del vino.

Pero, por otro lado, está el grupo de las «relajadas«, que consumen el vino de otra forma y son las que están planteando una verdadera oportunidad, ya que abren por sí misma un nuevo nicho de mercado. No se definen como conocedoras, no siguen los esquemas de consumo habitual y se animan a mezclarlo (con hielo, soda, gaseosa, jugo, en tragos, etc.), encontrándose con el vino en momentos de diversión y esparcimiento en grupo. Son más desestructuradas y están más conectadas con el blanco y el rosado que con el tinto, por la frescura y versatilidad que los caracteriza.

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